Momentos en el que la mente divaga sobre el por qué las situaciones no resultan en lo que se desea, en lo que por instantes cree que no merece lo que exige. Es la dopamina de lo que necesita impregnarse para cambiar la perspectiva de cómo interpretar los efectos de sus decisiones.
En aquellos lapsos es en donde una obra musical hace ignición para centrar nuestra atención a un solo objetivo, saber quiénes son los responsables de realizarla. Sucedió hace ya 4 años, “Dorset Perception” era su pastor, Shpongle su Dios, quiénes a través de sus demás obras logró conquistar mis ya abstractos gustos.
El día se rindió ante la noche que prometía Gemínidas, última lluvia del 2014, prestas para trascender en la inmensidad de un obscuro infinito. Incondicional e irónico acompañante de los solitarios, el frío se mostraba imperioso, arrastrando un vaho que rodeaba mi cuerpo recostado en la zona de camping en un lugar cerca del Cerro del Ajusco. La magia siempre me ha anonadado más si se expresa lenta, no perdiendo detalle alguno del acto, como la paciencia necesaria para observar aquél mar de constelaciones y sus fugaces; Y es que las estrellas se admiran así, no de cerca y mucho menos con comodidades.
La obscuridad se desvaneció con lentitud, como impidiendo un ya exiguo espectáculo. Allá en el fondo, una comunidad unida por el “Psychodelyc” no cejaba el ritmo en sus cuerpos que no lucían aquél cliché de una desvelada; Lo último que se espera uno, es que durante la noche, el LSD, el MDMA y hasta el DMT fueran los responsables de tan inagotable energía.
Como invitado por Simon Posford, genio y leyenda, ahora como Shpongle, el sol comenzaba a tintar aquél bosque, mostrando colores que la noche ocultó, celosa que se descubriera la belleza rociada en aquella flora. Comenzó el éxtasis con aquellas vibraciones que hacía ya algún tiempo necesitaba escuchar en un sitio sagrado, en un sitio donde mi respiración se aupaba con rapidez para alcanzar, quizá, a las estrellas que se le habían adelantado.
Espera 4 años y sucederá, cambiará tu mundo y entonces sabrás que todo llega, no antes, no después, solo a tiempo. O al menos eso es lo que dijo la experiencia.
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